Durante décadas, el cine retrató a los hombres como figuras impenetrables: proveedores, fuertes, dueños de un silencio que confundía firmeza con frialdad. Pero El padre del año, la más reciente película protagonizada por Michael Keaton, propone otra mirada en dónde la masculinidad no se define por el control o la dureza, sino por la capacidad de sentir, pedir ayuda y estar presente.
Keaton interpreta a Andy Goodrich, un hombre que se ve obligado a cuidar solo a sus hijos pequeños mientras su esposa asiste a rehabilitación. Sin saber por dónde empezar, Andy se enfrenta a la cotidianidad emocional de la paternidad. Los desayunos a destiempo, los berrinches, las tareas y las noches sin dormir; lo que antes parecía insignificante, ahora se convierte en el centro de su mundo.
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