• Título original: All of Us Strangersaka
• Año: 2023
• Duración: 105 min.
• País: Reino Unido
• Dirección: Andrew Haigh
• Guion: Andrew Haigh. Novela: Taichi Yamada
• Reparto: Andrew Scott,  Paul Mescal, Claire Foy,  Jamie Bell
• Música: Emilie Levienaise-Farrouch
• Fotografía: Jamie Ramsay
• Compañías: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; Blueprint Pictures, Film4 Productions, Fox Searchlight. Distribuidora: Fox Searchlight
• Género: Fantástico. Drama | Familia. Homosexualidad

Una noche, en su torre casi vacía del Londres actual, Adam tiene un encuentro casual con un misterioso vecino, Harry, que pone patas arriba el ritmo de su vida cotidiana. A medida que va surgiendo una relación entre ellos, a Adam le preocupan los recuerdos del pasado y regresa a su ciudad natal y al hogar de su infancia donde sus padres parecen estar vivos, tal y como lo estaban el día de su muerte, 30 años antes.

“A veces, para hacer catarsis no hay que hablar desde el adulto en el que nos hemos convertido, sino desde el niño que éramos y o fue escuchado.” Esta era la frase que no dejaba de darme vueltas en la mente mientras veía Todos somos extraños, cinta de Fox Searchlight que llega a cines en México este 29 de febrero y que no termino de saber si catalogar como una cinta romántica o de horror, ya que mezcla los géneros de una forma magistral.

La cinta nos presenta a Adam, un hombre aparentemente normal que, tras un encuentro con uno de sus vecinos comienza a comportarse de forma errática y preocupada, lo cual lo lleva a un viaje a su casa natal, donde, como si fuera algún spin off de Los otros, se reencuentra con sus padres, quienes murieron cuando él era niño en un trágico accidente.

Los diálogos que entablan confunden al espectador, no sabiendo si son reales, productos de la mente de Adam, algún encuentro entre dimensiones o, según Cole, el niño de Sexto sentido: “No se han dado cuenta que están muertos.”

Y sin duda es esta incertidumbre lo que termina haciendo a la cinta tan profunda, porque vemos a un adulto, aceptándose gracias a un encuentro con un vecino, que corre a los brazos de sus padres para sentirse reconfortado, amado, perdonado y aceptado, como si fuera lo que le faltó vivir y ahora lo necesita.

Una de las escenas más fuertes es cuando Adam habla con su padre, pareciendo una charla casual, pero que desemboca en una extraña charla donde el hombre le pregunta a su padre si él sabía de su orientación sexual, a lo que el padre responde: claro, nunca pudiste lanzar bien una pelota. Entre risas ambos pasan de página, no sin antes hablar de aquellas personas que lo molestaban de niño y la inactividad de su padre, una charla que nunca pudo ser pero que el protagonista necesitaba.

Es cierto que es una historia de amor, pero dejamos de lado las situaciones románticas para ver la psique de Adam y cómo ésta intenta lidiar con la perdida de sus padres, la desorientación que siente y la vida que le ha tocado vivir.

Las actuaciones son excelentes, ver a tres adultos compartir una cama y tratar a uno como si fuera un niño podría ser muy perturbador, pero sus matices están llenos de cariño y, a quienes han perdido un progenitor sin duda les hará pensar: ¿Qué plática tendrías con él o ella si pudieras verlos una vez más?